La viajera después de callejear por el centro histórico de Granada pasea por la Carrera del Darro, una de las calles más famosas que transcurre paralela al río Darro. Dicho río, entre casas, iglesias, restos de un arco árabe y puentes, discurre a través de un romántico barranco bajo la escarpada colina sobre la cual está enclavada la Alhambra. En el margen derecho, los puentes conectan con el barrio de la Churra; y en el lado izquierdo, Albaicín, con su laberinto de callejuelas estrechas y empinadas, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994. Casi todas sus viviendas son de planta baja rodeada por un muro, normalmente blanqueada, que las separa del exterior, y en su interior cuentan con un pequeño huerto y jardín: son los cármenes, una típica edificación granadina construida en el siglo XVII sobre las casas moriscas.
Caminando por el suelo empedrado de la Carrera del Darro, la viajera se topa con los restos del Puente del Cadí, el acceso a la vieja medina nazarita. Justo enfrente está el Bañuelo, los baños árabes más
antiguos que se conservan en España; y a las espaldas del convento
de Santa Clara, la Casa de Zafra, una antigua mansión
nazarí que se desarrolla en torno a un patio, con alberca central, y que
actualmente alberga el Centro de Interpretación del Albaicín.
Tras atravesar la estrecha Carrera del Darro se abre el denominado “Paseo de los Tristes”. Allí la viajera disfruta de una original vista, en contrapicado, de la Alhambra; y le llama la atención, al otro lado del río y a los pies de la Torre de Comares, un edificio abandonado que algunos llaman “Casita de muñecas”, y otros “Hotel Reuma” por sus humedades; y en la explanada, la imponente escultura de un bailador flamenco y coreógrafo: Mario Maya. Desde este punto, se puede subir al castillo rojo por la denominada Cuesta de los Chinos o Cuesta del Rey Chico; o acceder al Sacramonte o al Albaicín subiendo por la cuesta del Chapiz donde se encuentra el Palacio de los Córdova rodeada de bellos jardines; y a mitad de la pendiente la Casa del Chapiz, y el Camino del Sacromonte que permite disfrutar también del palacio nazarí, y además de las famosas cuevas excavadas en la roca donde se asentaron los gitanos granadinos en el siglo XVIII.
En Albaicín, la viajera visita dos viviendas moriscas del siglo XVI en la denominada Casa del Chapiz que en la actualidad alberga la Escuela de Estudios Árabes. Allí solo puede conocer sus patios y sus jardines que cuentan con unas estupendas vistas a la Alhambra y el Generalice.
Al caer la tarde, baja a la calle Elviria por el conocido pasaje de las teterías y termina el día disfrutando de otro de los encantos de Graná: ir de tapas, pero hay tantos restaurantes y bares que cuesta elegir….
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