viernes, 1 de febrero de 2019

Ronda


   La primera escapada de 2019 para la viajera: Ronda, para ver el Puente Nuevo desde abajo. Para ello, sigue la carretera de los Molinos; pero hay otro camino que desciende desde la Plaza de María Auxiliadora. Dicho puente, el símbolo más famoso de esta ciudad malagueña, fue construido en el siglo XVIII para unir la ciudad que estaba separada por el impresionante desfiladero, de unos 100 metros de profundidad, excavado por el río Guadalevín, conocido como el Tajo de Ronda.



  La viajera observa que el color del Puente Nuevo es igual que el de las paredes de la garganta porque el material utilizado para esta obra maestra de ingeniería se extrajo del fondo del río; y una ventana en el arco principal de esta obra maestra de ingeniería que en otros tiempos fue cárcel. 






    La viajera tras cruzar la puerta de Almocábar de origen árabe (s. XIII) se adentra en el Barrio Antiguo de Ronda donde se encuentran la mayoría de otros monumentos históricos: en el corazón de la ciudad, plaza duquesa de Parcent, se alza la iglesia de Santa María la Mayor levantada en el siglo XV y el Ayuntamiento (s. XVIII); y muy cerca de allí, un minarete del siglo XIV, el Alminar de San Sebastian.








    La viajera cruza el puente Puente Nuevo y, desde allí contempla nuevamente la famosas "casas colgadas" en el Tajo de Ronda. Por ello, esta ciudad está hermanada con Cuenca. Después de comer, un excelente rabo de toro y otras delicias en la Taberna de Ronda que tiene varios premios tripadvisor, pasea por la popular calle de la Bola, cuyo nombre oficial es Carrera Espinel. Luego los pasos la guían hasta los Jardines de Cuenca, un parque con vistas al Puente Nuevo y al Palacio del Rey Moro: edificio histórico del siglo XVIII que se asoma al profundo tajo. Más abajo se encuentra el Puente Viejo (s. XVII) y el Puente Romano o Árabe. Ahora la viajera comprende porqué el famoso Puente Nuevo de Ronda se sigue llamando así después de tres siglos.



  Ronda fue destino de los viajeros románticos, como se demuestra en las citas de la cerámica dedicada a estos viajeros del siglo XIX que se encuentra en el Barrio Antiguo: 

“Ha habido tormenta esta noche, viento y lluvia. Miro por la ventana: es hermoso el efecto de la luz de la luna quebrando la niebla en el puente. Cuelgan blancas viviendas, que siguen el curso del río en el fondo del abismo…” Washington Irving (1828) 

“Ronda, en verdad, es uno de esos lugares de excepción. No conozco nada que se le pueda comparar” Lady Tenison (1850) 

“La histórica Arunda, se alza sobre impresionantes rocas a ambos lados del espumoso Guadalevím, que abajo serpentea. Uno de los arcos del Puente, de 276 pies soberbiamente construido, da paso al río. Produce mareo mirar al fondo.” Alfred von Wolzogen (1852) 

“El aire de la montaña, el creciente sol, el apetito, la variedad de cosas y personas pintorescas que encontrábamos y el inminente peligro, trocaban mi vida en una delicia” Benjamin Disraeli (1830) 

“Es la maravilla de Ronda, es El Puente, no tiene otro nombre: se le llama el Puente, al igual que a Roma se le conoce por “La Villa”. El Puente es Ronda.” Amatole Demidoff 1847

“Toda mi vida me perseguirá ya la visión de Ronda. Su puente, levitando entre el cielo y el averno, sus aguas abismadas, sus montañas barnizadas de ocre y humo, sus hombres, tostados como su tierra: ese fantástico recuerdo será el eterno gozo de mis noches en vela.” Marqués de Custine (1831) 

“Pasados los tres días de la feria, se disipó la multitud que congestionaba Ronda. Me sentía mejor con la soledad que tan bien se acomodaba al carácter romántico del paisaje. El Tajo era uno de mis destinos favoritos.”Edmond Boissier (1837) 

“El río con delirantes zancadas salía de roca en roca, hasta que al final, roto, zarandeado, cansado de mover innumerables ruedas de molinos, se trastoca en dulce caudal que gozosamente se escabulle por un verdeante valle de frutas y flores.” Richard Ford (1832) 

“Recuerdos históricos, leyendas populares, raros monumentos, costumbres diferentes, efectos sublimes de una naturaleza grandiosa, caminos difíciles e ignorados, Ronda posee todo cuanto puede atraer la curiosidad del temerario viajero.” Antoine de Latour (1848) 

“¡Estar en Ronda, en esta ciudad moruna, poética e inasequible, supone la gloria de una vida entera!” Condesa de Robersart (1863) 

“Hace ahora unos veintinueve años yo entraba en Ronda a lomos de un caballo extenuado que, desmayadamente, me dejó sobre las piedras que pavimentaban el petril del Puente que salva el abismo.” Prosper Mérimée (1830) 








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