martes, 31 de julio de 2018

Primeros versos





Partimos una mañana
al pueblo de Grazalema
donde las casas relucen
bajo los pies de la Sierra.

Bajo la fuerte caricia
de un sol de fuego que trenza
de oro el alma y los sentidos
subimos la alta vereda.

Es un típico pueblo árabe
con sus calles muy estrechas
empedradas y sinuosas
y las ventanas con rejas.

Unas edades borrosas
brillan en sus plazoletas
y un sonido de campana
envuelve sus callejuelas.

Desde la Plaza de España
subí por calle las Piedras
hasta encontrar una fuente
llamada la Puentezuela.

Vi piedras impresionantes,
una sombra de grandeza,
alrededor de los marcos
de grandes y oscuras puertas.

Puertas con clavos de hierro
que sirvieron de defensa
y zaguanes de azulejos
con figuras geométricas.

Los tejados a dos aguas
en el horizonte sueñan
con esplendido paisaje
cuando la noche penetra.

Por las calles silenciosas
canciones piadosas sueñan
perfumadas con su olor
de incienso y de luna llena.

Nuestra alma sobre las cosas
y en el cielo las estrellas.
Toda la España pasada
con escultura pequeña.

Se levanta en el camino
escenario de leyendas.
Las mujeres con antorchas.
¡Dolor y temor expresan!

Es un ocho de septiembre
y toda la fe se expresa
en la virgen de los Ángeles
¡Un día de luna llena!





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