Después de visitar la Basílica Notre Dame de la Garde, la viajera continúa con la llegada al Viejo Puerto (Vieux Port), la cuna de la ciudad fundada por los griegos en 600 a.C. En el centro neurálgico descubre la gran noria; el sorprendente Minoir ombrire que ofrece protección cuando el sol calienta; el barroco Hotel de Ville (Ayuntamiento) construido en el siglo XVII; mercados de pescado que ofrecen la pesca del día..... Y divisa el símbolo de Marsella que se alza en la colina como un centinela silencioso.
Paul Signac pinta en 1907 con el estilo puntillista un cuadro vibrante y de rica luminosidad de una vista del puerto titulado "El puerto de Marsella". Cuentan que el pintor cada verano abandonaba París y pintaba vistas de colores brillantes de las costas francesas. Le gustaba navegar, y desde 1892 se desplazaba en un pequeño barco a casi todos los puertos de Francia, Holanda y el Mediterráneo. Regresaba con brillantes acuarelas, bosquejadas a toda prisa a partir de lo que había visto y que constituían la base de las grandes telas que pintaba en su estudio.
Paul Signac pinta en 1907 con el estilo puntillista un cuadro vibrante y de rica luminosidad de una vista del puerto titulado "El puerto de Marsella". Cuentan que el pintor cada verano abandonaba París y pintaba vistas de colores brillantes de las costas francesas. Le gustaba navegar, y desde 1892 se desplazaba en un pequeño barco a casi todos los puertos de Francia, Holanda y el Mediterráneo. Regresaba con brillantes acuarelas, bosquejadas a toda prisa a partir de lo que había visto y que constituían la base de las grandes telas que pintaba en su estudio.
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