domingo, 13 de mayo de 2018

Interior de la Mezquita-catedral de Córdoba


    
   Luego de ver el exterior de la Mezquita-catedral de Córdoba, la viajera contempla el interior y su famoso bosque de columnas. Son de todos los colores, de mármol, jaspe y granito, todas distintas y de diferente procedencia (romanas, visigodas…) Soportan el doble arco que eleva la altura del techo, el inferior de herradura y el superior de medio punto, construidos de forma alterna en ladrillo rojo y piedra blanca.¡Imaginad que las columnas son troncos de árboles y los arcos representan las  ramas y estaréis viendo un bosque! 

    La Mezquita árabe fue construida durante los siglos VIII-IX y X. Fue iniciada por el emir Omeya Abderramán I sobre la basílica visigoda de San Vicente, en la que reaprovechó abundante material, y es ampliada posteriormente por el emir Abderramán II, el califa Alhakén II y el caudillo Almanzor (primer ministro del califa Hisham II). Tras la conquista de Córdoba, por Fernando III en el siglo XIII, la mezquita es consagrada como catedral cristiana, estando prohibido practicar cualquier religión distinta de la católica. En aquel momento se construye en su interior diversas capillas adosadas a los muros del edificio, y en el siglo XVI, durante el reinado de Carlos V, se realiza la construcción de la actual catedral cristiana en el corazón de la antigua mezquita.

   En el año 711 d.C. el vencedor del Guadalete escoge Córdoba como capital del imperio árabe en al-Ándalus, dependiente del califa de Damasco, y a mediados de ese siglo la ciudad era gobernada por el príncipe Omega Abderramán quien logra escapar de Damasco tras el del golpe de Estado de los abasíes; pero en la tierra musulmana más distante de sus enemigos, la España mora, se estaba al borde de una guerra civil. Juan Eslava Galan, en Califas, Gerreros, Esclavas y Eunucos. Los moros en España, escribe:  "Abd al-Rahman se erigió en mediador, pacificó a los bandos descontentos y se proclamó emir de al-Ándalus. Un omeya al frente de la provincia española. ¿Obedecería al califa abbasí exterminador de su familia? El califa era el jefe espiritual del islam (del mismo modo que el Papa lo era de la cristiandad). Los califas de Damasco, y posteriormente de Bagdad, ostentaban la doble autoridad civil y religiosa sobre todas las tierras islámicas, pero el joven Abd el Rhaman no estaba dispuesto a someterse al califa que había asesinado a sus parientes. Solo lo acató como jefe religioso. En lo político, Abd al-Rahman se independizó de Bagdad y reunió bajo su mano los tres poderes, militar, administrativo y judicial. A partir de entonces capitaneó su ejército, recaudó sus impuestos y gobernó a sus súbditos como le plugo, aunque continuara usando el título de emir, o delegado del califa. Cuando uno de sus sucesores se atrevió a asumir también la jefatura religiosa, al-Ándalus dejó de ser emirato para constituirse en califato.”





    En el siglo IX se realiza la primera ampliación por el emir Abderramán II, biznieto de Abderramán I, el cual respeta las mismas formas de la arquería primitiva. La amplificación consistió en una prolongación de las naves hacia el sur, acercándose al río Guadalquivir. 





     La segunda ampliación, la más rica y bella, es realizada en el siglo X por orden del califa Alhaken II. Su padre Abderramán III fue quien declaró el Califato Independiente de al-Ándalus. Él y no otro era el jefe de los creyentes musulmanes; al menos en España, el territorio que caía bajo su dominio. Su más perdurable obra es la ciudad palatina de Medina Azahara a pocos kilómetros de Córdoba. Juan Eslava Galan, en Califas, Gerreros, Esclavas y Eunucos. Los moros en España, escribe: “La capital de al-Ándalus, como una pequeña Bagdad implantada en Occidente, creció y se hermoseó con mezquitas, fuentes públicas, bellos edificios y largos acueductos. Se edificaron lujosas mansiones, se trazaron huertas, paseos y jardines botánicos. Se abrieron baños, fondas, hospitales, mezquitas y zocos en cuyos tenderetes se exhibían exóticos productos llegados de todo el mundo a través del activo comercio mediterráneo y africano. 

La robusta economía de Córdoba se apoyaba en una inteligente explotación agrícola y minera y en una floreciente industria especializada en manufacturas pequeñas y caras de fácil transporte: tejidos de seda o de algodón, perfumes, medicinas, repujados, cordobanes, piezas de marfil, etcétera.”


   ¡Que contraste con la vida material que los cristianos y los reyes asturianos tenían en Oviedo! Basta comparar la Mezquita árabe con los edificios levantados por Ramiro I en el valle del monte Naranco a mediados del siglo IX.





     La tercera y última ampliación es llevada a cabo en el siglo X por el caudillo Almanzor. Al realizarse en sentido lateral, al este, debido a la cercanía de los muros al río Guadalquivir, se descentra el eje principal del edificio señalado por el mihrab. La amplísima obra que casi duplicó el tamaño del edificio copia lo ya realizado anteriormente; pero se emplea pintura roja para simular la alternancia de colores en las dovelas de los arcos que son todas de piedra.

   Después de la muerte de Almanzor, el Califato deja de existir debido a las guerras civiles que acabaron con el poder central y fomentaron por todo al-Ándalus la aparición de los reinos de taifas, convirtiéndose la ciudad en una taifa más, que dieron alas a la reconquista cristiana. Ante el avance cristiano, los reinos de taifas pidieron socorro a sus hermanos del norte de África. De esta forma, España se vio invadida por varias oleadas sucesivas de beréberes africanos. A fines del siglo XI, vinieron los almorávides africanos que después de su reunificación vendrían las segundas taifas. A principios del siglo XIII, vienen los almohades que después de su nueva reunificación siguen las terceras taifas. En definitiva, tras la Córdoba Omeya llegaron las persecuciones del peligroso fanatismo religioso de almorávides y almohades, lo que hoy denominaríamos como “islamistas radicales” o “fundamentalistas”.

   En el siglo XIII tras la batalla de las Navas de Tolosa y descomposición del imperio almohade, Mohammed I conquista Granada convirtiéndola en capital del pequeño reino nazarí que abarcaba fundamentalmente las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería. El 2 de enero de 1492 la joya de Andalucía fue conquistada por los cristianos sin ofrecer lucha. Ese año el soberano musulmán Boabdil tuvo noticias de que Fernando de Aragón e Isabel la Católica preparaban la invasión de la Alhambra. Como toda la región circundante estaba ya en manos cristianas, consideró innecesaria la defensa de la ciudad sitiada; abandonó el palacio y cabalgó con su corte hacia el sur.

   Resumiendo: la presencia árabe en España dividida en diferentes etapas: emirato, califato, reinos taifas, almorávides, almohades y reino nazarí, imprimió al territorio andalusí unas características especiales a nivel artístico. La Mezquita de Córdoba con sus columnas, arcos dobles, mosaicos bizantinos, cubiertas de madera y decoración de carácter geométrico, vegetal y epigráfico, está considerada como el monumento más sobresaliente del arte califal cordobés.

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